Kimetsu no Yaiba: Mugen Ressha-hen, conocida como El Tren Infinito, se convirtió en un fenómeno sin precedentes en la historia del cine japonés. Estrenada en 2020, en plena pandemia, rompió todas las expectativas al convertirse en la película más taquillera de Japón, superando a El Viaje de Chihiro después de casi dos décadas en la cima. Su recaudación superó los 40 mil millones de yenes en su país y más de 370 millones de dólares a nivel mundial, posicionándose también como la película de anime más exitosa de la historia.
Su triunfo se debió a una combinación de factores. A diferencia de muchas películas de anime, El Tren Infinito adaptaba de forma fiel un arco canon del manga, lo que la hacía imprescindible para seguir la historia. La animación, a cargo de Ufotable, alcanzó niveles cinematográficos, con secuencias de acción impresionantes y un uso impecable de la tecnología digital. Además, la película ofrecía un gran peso emocional gracias al papel de Kyojuro Rengoku, cuyo carisma y destino marcaron a los espectadores.
El impacto fue tal que la obra trascendió al público habitual del anime, atrayendo a personas que normalmente no seguían este tipo de producciones. Las redes sociales, el boca a boca y el fenómeno cultural que ya había generado la serie impulsaron a millones a verla en cines, incluso más de una vez. Así, El Tren Infinito no solo consolidó a Demon Slayer como uno de los animes más influyentes de su época, sino que también demostró que una película animada japonesa podía competir, y superar, a las grandes producciones de Hollywood
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